domingo, 19 de diciembre de 2010

El patio de mi casa

Estas fechas son un continuo recorrido a lo interiorizado, no sólo por el acontecimiento que celebramos de un hecho histórico acaecido hace más de dos mil años. La infancia pellizca irremisiblemente a nuestro álbum y en ese arcón de recuerdos se hallan imágenes de los que aún siguen el camino y de los que nos dejaron su huella.

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;(...)
Antonio Machado


Y aquel patio frente al descampado de Santa Justa, que hoy yace desnudo de alma, era un permanente trasiego de niños desde la mañana a la noche. Los Vidal, Calderón, Melcón, Patón, Drake, mis vecinos estepeños que traían el olor y el sabor de las Pascuas, etc., eran apellidos con sus propios nombres, pasajeros de viaje en múltiples correrías. Una comunidad de tres bloques de 7, 9 y 11 plantas respectivamente con zonas ajardinadas y parking en superficie cerraban el círculo. Fútbol y más fútbol, y otros muchos deportes, juegos, belenes, regalos, miles de anécdotas, aprendizajes y momentos gratificantes compartidos. Las vacaciones escolares daban paso a más de quince jornadas donde deteníamos las manijas del reloj. Familia y amigos, dónde iríamos sin la una y sin los otros. Allí adquirimos valores nada alejados de lo que propuso el mensaje de aquel Niño y que todavía nos acompañan. Transmitir ese hueso del puchero en román paladino, ese tuétano de la memoria a los que nos suceden, será siempre un valioso presente. Aquellas voces, además de la de mi madre llamándome para comer, aún resuenan en el patio donde mi infancia siempre sigue esperándome. Hagámoslo más fácil a los demás. Feliz Navidad a todos.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Patrimonio de la Humanidad

En su seno se halla la herencia del mestizaje cultural de la tradición andalusí, la etnia gitana, la repoblación castellana, o el intercambio transoceánico con el continente americano, entre otros marcadores históricos; pero esta expresión genuina del pueblo andaluz se codifica principalmente como género artístico en la segunda mitad del siglo XIX. Los estilos flamencos se estructuraron entonces como hoy podemos apreciarlo con la pátina de la natural evolución temporal y la aportación personal de los creadores.


Hijo de la fiesta dio el salto del ámbito privado al público desde su cuna. Fue espectáculo desde sus inicios -si no era en cuevas, corrales, moradas o patios vecinales, allá que iba a ventas, colmaos, casas aristocráticas y escenarios teatrales-. Esta amalgama de músicas y culturas combinó en su evolución histórica, debido a su espíritu transgresor, la paradoja de una reconocida admiración con momentos de pública repulsa y denostación. En él se resumen caracteres propios como rebeldía, pena, bohemia o marginalidad, propios de sectores sociales deprimidos y enclaves poblacionales muy determinados. Aquella atracción por lo popular, lo supuestamente incontaminado -ya aparecía entonces la polémica pureza-, como reacción a los reformadores ilustrados de esa influencia moderna imperante, llevó a despertar el interés de intelectuales, literatos y viajeros foráneos, ávidos de exotismo, a partir de los últimos tercios del siglo XVIII y principalmente en la centuria decimonónica. La cualidad de saberse diferente y diversas miradas fueron creando esa imagen estereotipada para sentar las bases de su ejecutoria.

La influencia de la zona geográfica ha sido fundamental en la génesis y desarrollo del Flamenco, ésta fue el barro que modeló la esencia flamenca y existe poco margen a la duda si indicamos que se obtuvo en la tierra andaluza, con distintas áreas geográficas pero con una conexión específica con los sectores populares de Andalucía la Baja y por extensión a todo la realidad andaluza; núcleos urbanos -arrabales con importante presencia de población gitana y receptores del mundo rural en busca de oportunidades-, agrociudades que ocupaban zonas latifundistas -aparte de lo mencionado aquellos desposeídos que buscaban su jornal en las explotaciones agrarias y oficios vinculados- y zonas rurales y extractivas -gañanías de los cortijos del Bajo Guadalquivir y otros focos mineros-. De ahí exportóse a la generalidad.

La temática de las letras flamencas constituyen propiamente un reflejo existencial de la procedencia de este arte popular, expresión globalizadora y auténtica del sentimiento del pueblo y el habla andaluza. En la copla flamenca, unidad músico-literaria, se hallan omnipresente el amor, la muerte, la madre, la mujer y las relaciones familiares, otros valores como el trabajo, el honor, la justicia, la verdad, la religión, los acontecimientos socio-políticos, hechos históricos, la cotidianeidad en definitiva.

Flamenca, tendrás presente
lo flamenquillo que he sío,
chiquilla, para quererte.
Popular

A la soleá le dije:
que si arrendarme quería,
un cuarto aunque fuera chico,
por el resto de mi vía.
Popular

El flamenco actual alcanza cotas de arte universal con peso en la industria artística cultural y en la actividad económica que genera. La cualificada especialización en el cante, toque y baile incluso en otras disciplinas -el concepto del grupo musical que arropa al artista, diálogo musical más participativo- difiere con el aprendizaje omnicomprensivo de una etapa anterior donde el artista cantaba, sabía tocar la guitarra y además bailaba lo aprendido por genealogía o hábitat próximo. Las herramientas de aprendizaje con las nuevas tecnologías desbordan el fenómeno transmisor anterior. Su programación extiéndese a los cinco continentes donde el teatro como espacio escénico se superpone a recitales en festivales, concursos, peñas, tablaos, etc. No es sólo una música del mundo, es un hecho social total, integrador de minorías y ejemplo de multiculturalidad. Gloria a ti, Flamenco, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Villas de Nervión



A la sombra del icono de la fábrica Cruzcampo y de la Gran Plaza desaparece lentamente la huella regionalista del primer tercio de siglo xx. Edificios próximos a la centenaria existencia, consustanciales y singulares al propio espacio que le circunda, retrotraen a la memoria aquel suelo residencial extrarradio al casco histórico sevillano hoy absorbido por el crecimiento desaforado de la urbe; son las míticas Villas de Nervión. Sólo quedan unos pocos testimonios del pasado pero a este paso sucumbirán a la vorágine especulativa privada sin un adecuado nivel de protección autonómico y municipal, pues un reciente estudio del profesor de la E.T.S. de Arquitectura Jorge Benavides y su grupo de alumnos universitarios que trabajan este aspecto revela que el índice de destrucción de la arquitectura regionalista alcanza en esta zona el 50 % del total construido -sólo coexisten diecinueve y veinte ya fueron sangre de la piqueta-, mucho mayor que el 20% arrojado de la obra completa regionalista verificada en la urbe en las agresivas últimas cuatro décadas.





Mas que estas edificaciones se hallen bajo dominio público requiere una conciencia de preservación aún superior si cabe, pasó con Villa Gracia -actual sede del Distrito Nervión y antigua clínica del Dr. Guija que si bien en el jardín se colmató bloque de viviendas de nueva planta lo que se refiere al chalet mantiene el diseño arquitectónico regionalista de Antonio Arévalo Martínez de 1919- y verbigracia con Villa Julita -chalet de 1923 reformado por la Gerencia de Urbanismo en 1986 con algunas transformaciones pero que conserva el aire regionalista en un edificio dejado a su suerte y abandono pues desde hace varios años no recibe uso público alguno este antiguo centro de formación juvenil-. Esperemos que la intervención futura sobre otro chalet regionalista de Juan Talavera y Heredia para Inmobiliaria Nervión con fecha de proyecto en 1923 situado en la calle Juan de Oñate nº 12, actualmente de propiedad pública con un acuerdo de sus actuales inquilinos, ampare la tipología y materiales del regionalismo arquitectónico sevillano que impregnó de personalidad propia el casco urbano y áreas limítrofes de la ciudad. El suplico de mis líneas solo pide a la máquina administrativa que ni barrunte otro trágico sino para que ese espacio sea solaz de un frío cubo de nuevo cuño, apelen por su adecuada restauración para su función pública y social si es el destino elegido.


La senectud de su pose elegante mantiene el decrépito encanto de un tiempo pretérito, su piel arrugada en su fachada descarnada transmiten el rigor de muchas estaciones sobre su belleza enhiesta, sus torreones claman el oxígeno de aquellas huertas que se divisaban en lontananza. Es el paisaje sentimental y constructivo de una vecchia signora, familiar a sus convecinos, enraizada a aquel lugar y que no desea conocer otro camino. Mantengamos su espíritu si este barrio aún muestra su carácter originario al calor de la urbanización de una ciudad jardín dentro de las líneas residenciales de ensanche de la Exposición Iberoamericana de 1929.






martes, 28 de septiembre de 2010

Colegio Alfonso X el Sabio

Un encuentro que tardó muchos más años de lo que debiera al fin se consumó a través de las nuevas tecnologías. Más de 300 alumnos y profesores del Colegio Alfonso X el Sabio diéronse cita en el edificio de ladrillo visto rojizo del Porvenir -actualmente sede universitaria de EUSA- para rememorar épicos momentos de nuestra infancia y adolescencia entre variopintas generaciones que antaño se formaron. Además de hacer un tour por la añoranza de aquellos pasillos y aulas innumerables de veces frecuentadas -la entrada a secretaría con el escudo corporativo, el salón de actos, la solería y paredes de la escalera principal y el patio donde se ofreció el cocktail fueron principalmente los rincones que dieron el pellizco a la memoria-, tuvimos la enorme satisfacción de departir con compañeros de pupitre y recreo que, en algunos de los casos, hacía más de veinte años que no nos contemplábamos las caritas. Nombres y apellidos, prioritariamente los del 73 aunque extensible a los del 72 y 74 por afinidad etaria, se sucedían en pocas horas en una catarata de anécdotas, recuerdos y palabras emocionadas: los Rivera Fernández, David Garay, Nacho Malibrán, Domingo López, Arturo Estévez, Juan Luis Carmona, Antonio Mondaza, Sara García Osorno, Araceli Castellano, Marta del Castillo, Álvaro Flores, David Méndez, Elena León, Felipe Álvarez de Toledo, Emilio, Álvaro Peñafiel, Elena Ruiz, Fermín Morales, Nacho Durán, Reyes Real, Ana Lola Pérez, Gálvez, Lerín, Dani Ramos, Alemán, Parfonry, Granados, Gonzalo del Valle, Fran Toribio, Mellado, Visuerte, Alejandra, Carrión, Suso, Bermúdez, Gamero, Lissén, Soldado, Herrero, Javi Sáenz, -perdónese el olvido de otros/as en la retahíla-… junto a la nómina de profesores que tuvimos más allá y más acá de la tarima: Nuria, Claudia, Lourdes Cabrera, Juan Huguet, Pilar, Aniceto Sáenz, Juan Vázquez, Ignacio Manzano, etc.; obviamente no estaban todos los que son, se echó en falta a otros personajes de vivencias y aprendizaje pero siempre presentes en nuestro viaje al tiempo pasado.


La historia de la institución docente  -a muchos les sonará las siglas IDAXSA en la camiseta roja de gimnasia- se remonta a su fundación a principios de los 40 en un inmueble medianero al derribado palacio de los Sánchez-Dalp, actual edificio de El Corte Inglés, en la céntrica plaza del Duque, para posteriormente trasladarse a comienzos de los años 60 a la calle Isabela 1 y 3 del barrio del Porvenir. De plazas masculinas y con internado inicialmente, a mediados de los 70 pasó a ser mixto y se suprimieron las matrículas de alumnos internos -aún recuerdo en el pasillo de mis aulas de la última planta somiers y colchones arrinconados y las taquillas metálicas-.

Y allí en la charla animada entre compañeros se agolpaban las imágenes: Los partidos de fútbol en el patio con bolas de tenis o de papel de plata -la imaginación no tiene límites-, el taller de Joaquín, el jardín de infancia, las clases con más de cuarenta alumnos -pedazo de ratio por clase-, el campillo al lado del colegio antes de la transformación urbana, los autobuses del Tabero -la ruta 2 tiene su intrahistoria particular-, la megafonía con aquella voz de “diríjanse a la puerta entrada para formar la fila (bis)” o la estimulante “pueden terminar las clases”, el auditorium o salón de actos con las proyecciones de cine los viernes y las obras de teatro y conciertos, las actividades extraescolares: el centro era principalmente pro balonmano aunque el que suscribe jugó varios años en el equipo de minibasket y baloncesto a las órdenes de Álvaro y Pipi Montero, la Cruz de mayo, los canastos de mimbre del comedor, los boletines manuscritos con las notas -la última etapa eran a color impresas en papel continuo-, las medias vienas de caballa y/o chorizo en el sótano junto al seminario, el gimnasio, la eterna melodía desafinada de las flautas hohner, y miles más... La remembranza de un viejo niño que compartía con otros alumnos aquella amistad pura, verdadera, auténtica, sin intereses.


La velada terminaba pero nos resistíamos a despegarnos de ese patio de sangre y arte derramada que ejercía de imán o fuerza telúrica por lo acontecido décadas atrás, no en vano un jirón de nuestra vida quedó indeleble en aquel lugar  -trece años de alumno imprimen carácter, cuenten desde Preescolar 77-78, los ocho cursos de EGB, los tres de BUP y el COU en el curso 90-91, última promoción para la historia del Centro-. Por ello procuremos que el testigo de la antorcha siga dando lumbre a su recuerdo. Las huestes alfonsíes, una vez más, renovaron el voto perpetuo a la memoria de aquel espacio intemporal, haciendo honor al jeroglífico-acrónimo de la bandera de la ciudad de Sevilla que recogió un sentimiento del ilustrado rey castellano sobre sus nobles súbditos, NO&DO.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Bodega La Goleta

La época septembrina de vendimia llega ofreciéndonos el fruto desangrado de la tierra que, en primerizos mostos y posteriormente en cuidados vinos, se servirán a la clientela en las tabernas y bodegas que aún perviven como reliquias del pasado. Al abrigo de la emblemática Plaza de la Campana, donde el aire curvea entre las calles Santa María de Gracia y Vargas Campos, aún navega una Goleta que desde 1952 rememora aquellos despachos de vinos que tanto proliferaron otrora como oasis de encuentro social de parroquianos y forasteros despistados que lo hallaron en su agotadora ruta -por descontado esta taberna no estará reseñada en sus guías de viaje y diversos mapas pero sí en el ideario hispalense que conoce sobradamente el percal-.

El local pertenece al edificio art decó de la calle Martín Villa, 10, cuya piel de fachada ennegrecida necesita una limpieza de cutis integral de rejuvenecimiento. Esta casa de viviendas y comercio, promovida por Gabriel Riesco y ejecutada por el arquitecto Juan José López Sáez, con proyecto de 1931 y terminación en 1933, abraza a un edificio regionalista de esquina terminado en el mítico año de 1929. La zona en cuestión es fruto de la profunda transformación producida en 1926 con la apertura y ensanche que dejara el espacio escénico del célebre Café Novedades de Sevilla -arte en los cuatro puntos cardinales-.

La taberna es de planta rectangular (3 m. de ancho x 7 m. de largo), con entrada por ambas calles, zona de ventas con mobiliario de mostrador curvado con frente de azulejos trianeros de cuenca, tapa de mostrador de madera de caoba barnizada y reposapiés de fábrica; en la parte posterior, embutidos en el muro, toneles-panderetas de distintos tipos de vinos, mobiliario auxiliar y repisas expositoras con botellas de firmas legendarias. En las paredes, zócalo alto de azulejos trianeros de cuenca. Al fondo, hornacina con bocoy y rótulo del nombre del establecimiento en letras de imprenta sobre el paramento. Entre otros detalles, un rancio espejo publicitario donde cuelga un rabo cortado en la Real Maestranza de Caballería y fotos enmarcadas de las vivencias de tan sacrosanto lugar. En la trastienda, un brevísimo almacén con una escalera para el acceso a la entreplanta que aprovecha la altura de los techos y que también sirve de almacenamiento en su parte superior.

Detengan el tiempo, entren, consuman ese rato íntimo asegurado para cavilar o charlar de lo que se tercie, y paladeen el sabor añejo de la actualidad con una buena tapita acompañada de una Cruzcampo bien fría, en clásico tirador o en botellín helado que imponen las nuevas modas, o de un vino del Condado que nos levante el ánimo, por algo los antecesores son de la estirpe tabernera manzanillera y villalbera asentada en la Sevilla de la posguerra y que, como las tiendas de montañeses allegados a esta tierra en el pasado siglo, tanta gloria gastronómica ofrecen a la ciudad. Para aliviar el gaznate con bebidas generosas -antiguamente se estilaba más la copa de machaco o de centenario, todavía algún veterano lo pide-, tomaremos el joven mosto en su tiempo, el vino blanco del Condado de Huelva, los vinos dulces naturales -el de naranja o el moscatel-, la manzanilla sanluqueña o el tinto… y para picar, la breve cocina de antes de huevos duros, tiras de bacalao o caballa entera en aceite y los inevitables altramuces, da paso hoy a cualquier variedad de montaditos, excelencias ibéricas, queso, chicharrones, arroz o garbanzos con bacalao en determinadas ocasiones; y por supuesto en la época próxima al verano, un clásico de siempre, los célebres caracoles.

Si hay un reconocimiento a nivel administrativo e institucional del patrimonio material e inmaterial de nuestra idiosincrasia que tanto hogaño se intenta preservar, protejan este bien de interés cultural con mayúsculas y denominación de origen; echen sólo un vistazo a las generaciones de las fotos que se han encargado de velar por ese espacio auténtico que, bajo el trasiego genético de los vinos más jóvenes que se añaden a los más viejos propio del sistema de criaderas y soleras, consiguen esa extraordinaria simbiosis de pasado y presente. Y cuando el ocaso avise, porque todo llega inexorablemente por ley natural, lloraremos aquel rinconcito de esa gente que regentó aquel lugar de vida; lo digo como lo siento, porque lo llevo muy adentro y porque mi prole bebe de su sangre. Mientras tanto aún continúa en uso este viejo alambique que sigue destilando esencia en la ciudad definitiva.



POST.- Con fecha 6 de junio de 2013 la vieja goleta, cansada de largas travesías, abarloó su casco al muelle de la memoria colectiva amarrando por fin su jarcia y aparejos. Sesenta y un año surcando tempestades y temperaturas extremas en los mares de los cinco continentes dan mucho de sí, historias de muchas vidas, como para anclar definitivamente su recuerdo a sangre y fuego en la tierra firme de generaciones venideras que transmitirán con orgullo su romántico pasado familiar.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Indianos

Siempre hay que mirar hacia adelante sin olvidar lo que queda atrás. Es bonito también recordar ese intercambio cultural hispano-americano que tanto nos aportó y que este fin de semana en Begur (Girona) celebran en homenaje a los lugareños, los denominados indianos, que emigraron a nuestra última colonia, y regresaron con su fortuna adoptando el legado de formas y costumbres de la Isla donde dejaron gran parte de su vida. Como los cantes de ida y vuelta.

Poneros esa ropa blanca de lino que huela bien fresca y disfrutad en compañía de los amigos despidiendo este caluroso verano.

Aquí por el Sur siempre recreamos la mirada a la llegada de los galeones indianos que entonces remontaban el Guadalquivir para alcanzar la Torre del Oro cuando Sevilla era Puerto y Puerta de América en los siglos XVI al XVIII que finalmente fue trasladada la Casa de Contratación a la vecina metrópoli gaditana.

Me despido con el estribillo de Antonio Burgos que cantara Carlos Cano a compás de tango en sus Habaneras de Cádiz -otra ciudad de quitarse el sombrero-, que da fe de la hermandad:

Que tengo un amó en La Habana,
y el otro en Andalucía,
no te he visto yo a ti, tierra mía,
más cerca que en la mañana,
que apareció en mi ventana
de La Habana Colonial
tó Cádiz...
La Catedral, la Viña y el Mentidero,
De verdad que no exagero,
si al cantar la habanera repito:
La Habana es Cádiz con más negritos,
Cádiz, La Habana con más salero.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Una casa en el barrio


La imagen que observan, donde esquineras confluyen las calles Luis Montoto y Marqués del Nervión, es un vivo ejemplo del regionalismo sevillano arquitectónico que preponderó en el primer tercio del siglo XX y dotó de singular personalidad a nuestra Sevilla de mis entretelas. Su autoría se debe a uno de los más preclaros protagonistas –Aníbal González, Juan Talavera y Heredia, Antonio Arévalo Martínez, los Gómez Millán, entre otros muchos coetáneos- de este movimiento artístico, José Espiau y Muñoz (1879-1938), Arquitecto Espiau según los términos con que firmaba sus proyectos más destacados.

El edificio fue construido en torno a 1920 como prototipo de villa familiar de las que apenas sobreviven en el barrio, entonces extramuros y residencial de Nervión, que por estas fechas se iba conformando. El chalet “Villa Josefina” cuyo promotor fue Ricardo Luque Luna, ha pasado por diversos usos en su dilatada historia como su reforma en 1941 para convertirse en hospital -Clínica Nuestra Señora de Regla- o en las últimas décadas restaurante de las delicias gastronómicas a orillas del Duero -Asador de Aranda-.

Innumerables obras regionalistas de su manufactura, también un par de guiño inicial modernista, jalonan nuestra urbe para gozo de los que aún pueden disfrutar de su arte: El edificio “Ciudad de Londres” en la esquina de Cuna con Cerrajería, el edificio de “la Adriática” o las casas de Antonio González fronteras a la Puerta de San Miguel de la Catedral en la Avenida de la Constitución, el edificio de Pedro Roldán en la Plaza del Pan, o el insigne Hotel Alfonso XIII junto a la Puerta Jerez son testimonios de la Sevilla que se reinventa con el transcurso de los tiempos.

miércoles, 2 de junio de 2010

Peregrinación


Pasados los días de Pentecostés se recobra la calma tras la catarata de emociones vividas.


Arduo fue el camino para encontrarnos con ella. Allí estaba a la espera de recibir nuestro cálido abrazo.


Y regresamos con el corazón henchido de alegría. Otro año más.
Sevilla de nuevo vestida de Sevilla.

sábado, 6 de febrero de 2010

A la verita de la Giralda


La torre vigía de la ciudad vela a escasos metros por la que duerme en la Capilla Real, la Patrona de Sevilla y de su Archidiócesis. Un lema corona su camarín: PER ME REGES REGNANT. En un día de presentación de los niños, como lo hicieron con el joven galileo en el templo, no dejo de recordar la mañana del 15 de agosto donde ese estribillo repica:

…toca que toca,
la Giralda a las ocho,
toca que toca,
la Giralda a las ocho
se vuelve loca.

En mi sentido homenaje te entrego dos varas de nardos.