domingo, 19 de diciembre de 2010

El patio de mi casa

Estas fechas son un continuo recorrido a lo interiorizado, no sólo por el acontecimiento que celebramos de un hecho histórico acaecido hace más de dos mil años. La infancia pellizca irremisiblemente a nuestro álbum y en ese arcón de recuerdos se hallan imágenes de los que aún siguen el camino y de los que nos dejaron su huella.

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;(...)
Antonio Machado


Y aquel patio frente al descampado de Santa Justa, que hoy yace desnudo de alma, era un permanente trasiego de niños desde la mañana a la noche. Los Vidal, Calderón, Melcón, Patón, Drake, mis vecinos estepeños que traían el olor y el sabor de las Pascuas, etc., eran apellidos con sus propios nombres, pasajeros de viaje en múltiples correrías. Una comunidad de tres bloques de 7, 9 y 11 plantas respectivamente con zonas ajardinadas y parking en superficie cerraban el círculo. Fútbol y más fútbol, y otros muchos deportes, juegos, belenes, regalos, miles de anécdotas, aprendizajes y momentos gratificantes compartidos. Las vacaciones escolares daban paso a más de quince jornadas donde deteníamos las manijas del reloj. Familia y amigos, dónde iríamos sin la una y sin los otros. Allí adquirimos valores nada alejados de lo que propuso el mensaje de aquel Niño y que todavía nos acompañan. Transmitir ese hueso del puchero en román paladino, ese tuétano de la memoria a los que nos suceden, será siempre un valioso presente. Aquellas voces, además de la de mi madre llamándome para comer, aún resuenan en el patio donde mi infancia siempre sigue esperándome. Hagámoslo más fácil a los demás. Feliz Navidad a todos.