domingo, 1 de noviembre de 2020

Tosantos

La influencia del marketing norteamericano cada año nos impone al inicio de noviembre su celebración de Halloween en nuestra festividad de Todos los Santos y los Fieles Difuntos -para disfraces ya nos sobramos por febrero en carnaval-. Me pregunto por qué no miramos antes al bello legado mexicano con su Día de Muertos que está declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Su forma de honrar a los seres queridos difuntos responde al sincretismo religioso de la influencia católica española y la cultura indígena. Puro mestizaje, como la vida misma. Días de fiesta y color, de vida y reencuentro, familia y comensalismo. De eso sabemos algo en Andalucía.

En estos días que las almas de los seres queridos pueden volver del más allá para estar cerca de los suyos, tienen en México las tradiciones de una celebración que incluye visitar a sus familiares añorados en los cementerios y preparar altares con alimentos, velas, incienso, catrinas, fotografías y flores para recordarlos; nuestra tradición sureña también recoge la visita a los camposantos y el recurso de la gastronomía, principalmente la repostería, transformada en huesos de santos, yemas de San Leandro, buñuelos de cidra y crema de boniato. Qué dulce recuerdo. Aquí es difícil pronunciar Halloween, aquí se llama Tosantos, con sabor a castañas asadas.