jueves, 26 de julio de 2012

San Leandro

No hablaremos esta vez ni del convento frente a la pila del pato ni de uno de los obispos que flanquea a San Fernando en el escudo de la ciudad hispalense y del Sevilla F.C., el prelado hermano de San Isidoro y tío de Recaredo -el de la calle entre la Puerta Carmona y la Puerta Osario-. Sí lo haremos de un poblado escondido que junto a Marismillas, Vetaherrado y Sacramento forman parte del término de Las Cabezas de San Juan, casi fronterizo a la zona del arroz en la transición de la campiña a las marismas del Guadalquivir.


La reunión familiar de primos y demás consortes nos condujo este año a la pedanía de San Leandro en su cita estival que ya va cogiendo solera de tradición. En una parcelita, ampliación de las antiguas casas de renta de los trabajadores del campo que cultivaban estos lares -no solo arroz, también algodón, remolacha, otras legumbres y cereales-, nos concentramos en torno a una piscina que mitigaba las calendas de julio de la que niños y mayores no salieron prácticamente en todo el día nada más para cebarse con el condumio aprovisionado. Incluso la noche tuvo su fiesta hispanorromana que rindió honores a la civilización del Imperio que fue ocupando las riberas de aquel Lacus Ligustinus desecado que originó las extensas marismas -tenemos que ver más La respuesta está en la Historia de Canal Sur-.


Aunque los mosquitos nos crujieran a pesar de parches, lociones y otros potingues, lo pasamos auténtico, de verdad, con una familia que luce a gala el símbolo de su progenitor. También nos dio tiempo a departir con algunos lugareños en el único bareto multiusos de la zona y transitar sus calles desiertas que un día tuvieron vida y aún se daba la misa en su actual iglesia desvencijada.


Me atrae tu íntima soledad a la que nadie cantó, por ello esta reunión a modo de testimonio de su paso te inmortaliza estas letras de su fandango:


Hay una aldea en Sevilla
que se llama San Leandro
de gente llana y sencilla,
si aún la estás buscando
pregunta en Cá Villalba
allí te estarán esperando. (I.Medina/Familia Peregil)


Tu cante trae una brisa
con pará en San Leandro,
trabajo, sol y marisma
te ofrece su gente del campo
que no reniega de la tierra
de sus padres heredaron. (J.Lineros/Familia Peregil)



La vida nos llevará por otros derroteros, quizás no volvamos a hoyar aquella tierra, o sí, pero siempre nos quedará Villa Mosca en el recuerdo.