En el estertor del
año hagamos una firme apología de un ilustre compañero de sueños, el libro. Tomaremos
de ejemplo a un polifacético beato agustino, filósofo y copista -previo a la
difusión de la imprenta- que desarrolló su vida y obra allá entre Alemania y
Holanda -qué buenos recuerdos me trae relacionar Gelserkirchen y Eindhoven de
ambos países respectivamente- cuando el Medievo quería abrirse al Renacimiento.
Thomas de Kempis nos dejó un aserto lleno de vigencia: In omnibus requiem
quaesivi, et nusquam inveni nisi in angulo cum libro, que traducido
libremente viene a decirnos: He
buscado el sosiego en todas partes y solo lo he encontrado sentado en un rincón
apartado, con un libro en las manos. Leamos pues, cultura es sinónimo de
libertad. Cuanto más leamos, más libres seremos.
Enlazando con lo expuesto, por último reseñar que si bien es
importantísimo integrar los avances tecnológicos a nuestra cultura y que ambos formatos, libro
impreso y libro digital, sabrán coexistir pacíficamente, no me despediría sin
una bonita frase para el recuerdo: El papel más antiguo que se conserva fue
fabricado con fibra de lino alrededor del año 150 antes de Cristo. No creerás
que en 2013 la Humanidad dejará de imprimir, ¿verdad?