jueves, 8 de diciembre de 2011

Una de tenis

Hemos asistido a un acontecimiento vibrante de los que hacen afición y crezca la práctica de este deporte entre los niños y menos jóvenes. En el erróneo llamado Estadio “Olímpico” -para denominarse así deben haberse celebrado unos Juegos Olímpicos y el intento duerme el sueño de los justos-, dejémoslo en el Estadio de la Cartuja decía, conseguimos nuestra quinta Copa Davis -segunda en Sevilla tras la de 2004- para gloria del tenis patrio. Sevilla, Ciudad Talismán, rezaba el lema que traducido al vulgo propio y sevillano modo: esto es Sevilla, y aquí hay que mamá. Tres días de emociones, sensaciones, buen ejemplo y cordialidad de las aficiones. Chapeau por los hermanos argentinos que mostraron su sello en la pista y en la grada de lo que significa identificarse con una bandera cuando se compite por un país entero. El partido de Ferrer fue clave pero el cuarto de Nadal que nos daba la Ensaladera agota los adjetivos de una excelsa gesta deportiva.

Por si le faltaban objetivos por cumplir a este zurdo manacorí en su trayectoria, alcanzaba otro hito más en un partido de los que se pueden extraer enormes valores para caminar por esta vida y ser ejemplo de superación ante las adversidades que se presenten. Rafael Nadal Parera, quédense con este nombre, el mejor deportista español de todos los tiempos.

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