Aunque a algunos solo les suene a nombre de Universidad,
Pablo de Olavide y Jáuregui (Lima 1725 – Baeza 1803) representa la figura
ilustrada de la época, controvertida y polifacética, que nos llegó a España
procedente del Perú colonial.
En su vertiente política, le fue encomendado por
Carlos III los proyectos de colonización y repoblación en zonas del sur
peninsular para lo que fue nombrado en 1767 Intendente de Andalucía y Asistente
de la ciudad de Sevilla -urbe natal de su abuelo materno-.
Concibió un nuevo trazado local urbanizando calles y plazas
y dividió la ciudad en cuarteles, barrios y manzanas -como muestra el azulejo
de la imagen-, y encargó el primer plano topográfico de Sevilla.
Este ejemplo de azulejo cerámico con la división
administrativa de Olavide aún reza en la calle Archeros sevillana, paredaño a la
Iglesia de Santa María de la Blanca en las proximidades de la Puerta de la
Carne.
No hay comentarios:
Publicar un comentario