La blancura de la cal por la piedra tallada, la fina arena
por la cala recóndita, la caló del levante por el viento tramontano, contrastes
con un nexo de unión permanente: el valor de la amistad. Experiencia de
cercanía estando tan lejos de casa que uno pudo sentir con su gente.
De los recuerdos que te quedan a buen recaudo en el arcón de
la memoria.
Gracias por lo que nos ofrecéis mientras otros distraen la
mirada perdiendo el tiempo en disputas banales de fronteras y banderas cuando
las necesidades básicas de muchos aún no están cubiertas. El sentimiento
colectivo va por otro lado, hacia algo más como mirar más a los ojos y al
corazón de las personas.
Begur, Aiguablava, Baix Empordà, terminología
mediterránea grabada a fuego en una experiencia inolvidable con ecos flamencos -no eligió mal sitio Carmen Amaya para su retiro espiritual- que se proyectan en el escarpado mar de la Costa Brava.
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