Esta simple pretensión cobraba aún más sentido cuando uno se
pone a rascar en la superficie del devenir histórico y observa cómo sucesos, instituciones e
individuos supuestamente aislados con el transcurso del tiempo se hallan
íntimamente interconectados. Léanse nombres escoceses naturales, primigenios en
sus cargos electos y socios de la “floreciente” sociedad, como Edward Farquharson
Johnston, Hugh Maccoll, Gilbert Reid S. Pollock, entre otros muchos promotores
y continuadores -Isaías White, Welton, Langdom, Thompson, C. Smith, Dalebrook,
Wood, Gallegos Arnosa, …-; y empresas como la naviera y consignataria
MacAndrews&Co, la suministradora de aguas The Seville Water Works Company
Limited (S.W.W.) o la fundición Portilla&White Company, cuya socialización
anglosajona y nativa se reúne al calor del Círculo Mercantil e Industrial que
preside Montes Sierra; y todo vuelve a estar interrelacionado.
En 1871 llega a Sevilla un escocés de Elgin llamado Edward
F. Johnston, lo hace como director y representante de la naviera familiar
MacAndrews y Cía cuyas líneas de vapores exportan a puertos “British” como
Liverpool o Glasgow -otra pica histórica en el camino- cantidades ingentes de
productos cítricos y agrícolas y derivados de la explotación minera; también
aparece su ilustre nombre entre los directores de la Sevilla Water Works
-llamada la compañía de los ingleses- que inicia los trabajos de una red de
abastecimiento de aguas en la ciudad, además de ostentar la representación de
S.M. en el cargo de Vice-cónsul británico en Sevilla. Él será el primer
presidente de la historia del Sevilla Football Club, primer club
constituido en España con la finalidad exclusiva de practicar este bendito y
loco deporte del balompié. Persona de reconocido prestigio social y comercial
en la colonia británica residente en Sevilla, fue un auténtico impulsor de la
práctica deportiva, sobretodo en sports de clara vocación británica amén del
citado que nos trae causa -rowing, cricket, etc.-, además de actuar como
árbitro en los “matchs” desde 1890 hasta 1909 como nos reflejan las crónicas
periodísticas de la época.
Según nos describe el investigador Pedro J. Sánchez Gómez en
su trabajo “Historia del Abastecimiento Moderno de Aguas a Sevilla. La
presencia inglesa en el siglo XIX”, las tuberías de la Water Works en hierro
fundido que conducían y distribuían el agua procedente de los manantiales de
Alcalá de Guadaira a través de los Caños de Carmona, soterradas más de un siglo
en la piel sensible de nuestra ciudad, fueron realizadas en las factorías de la
ciudad inglesa de Middlesbrough. ¿Les suena de algo este nombre? Efectivamente,
el rival de la primera UEFA.
Caben más señales y coincidencias, la naviera MacAndrews tenía
una de sus oficinas principales en la ciudad de Liverpool donde ejercía de
director Robert MacAndrews, primo de E.F. Johnston, y allí realizó sus prácticas
de consignatario de buques J.L. Gallegos, sucesor del británico en la presidencia
del club tras su registro oficial en 1905. ¿Me siguen, les va cuadrando todo
ya? Correcto así es, el protagonismo de una ciudad y el mítico club de los Beatles
al que nos enfrentamos en nuestra última y quinta UEFA.
Curiosamente ambas compañías, la MacAndrews y la Water
Works, llegaron también a compartir en el tiempo del cambio de centuria sus
sedes corporativas en un mismo edificio de la city londinense, la Suffolk House;
caprichos del destino.
Estas pioneras empresas mencionadas, sobremanera junto a la
Portilla&White -mercantil donde trabaja el hijo de su máximo rector y primer
secretario electo del club, Isaías White Méndez, con nascencia sevillana y
antecesores "mixto jilguero" de padre inglés y madre hispalense-, serán el vivero de “footballers”
que practican este novedoso deporte con los marineros extranjeros que llegan al
puerto sevillano y otros compatriotas de localidades próximas como Riotinto o
Huelva. El diario escocés The Dundee Courier and Argus nos desempolvó, después
de más cien años, la crítica del “First Football Match in Spain” celebrado en
el Hipódromo de la Dehesa de Tablada el día 8 de marzo de 1890 entre el Sevilla
Football Club y el Huelva Recreation Club con victoria sevillana (2-0).
Precisamente dos ingenieros escoceses antes nombrados,
precursores de la escuela preciosista sevillana y sevillista, y destinados a la
fundición hispalense Portilla&White, Hugo Maccoll -primer capitán y
entrenador del Sevilla- y Gilbert Pollock -jugador y socio fundador-, tras su periplo
en la capital andaluza fundaron posteriormente en Sunderland la compañía
Maccoll&Pollock Ltd., empresa de motores y calderas de navíos, desde donde
se surtían camisetas con rayas rojas y blancas como las del equipo renombrado inglés
de aquella época, además de otro material deportivo. El blanco y el rojo
siempre presente al principio y al final de los días.
Football, agua y naranjas agitadas por la colonia británica
en Sevilla. El “agua de los ingleses”, como era conocida, sació la sed en esta
década gloriosa cual reclamo vigente de un legado que perdura más de 125 años para
cerrar el círculo de su origen histórico británico con la contemporaneidad. La
naranja amarga de los campos andaluces remontó el Guadalquivir con dirección a
las Islas Británicas para retornar en un dulce recuerdo de confitura, la “Seville Orange Marmalade”, devolviendo así a nuestra tierra todo
aquello que le dio a aquellos osados emprendedores y dando aún más
significado a mis ilusionadas pretensiones de conquistas. Una corriente del
pensamiento filosófico lo nombra “El eterno retorno” o concepto circular de la
historia y los acontecimientos, todo pasado, presente y futuro está
relacionado. Cierra, que hace corriente.
Me quedo con las hondas palabras del vate escocés Robert
Burns:
“La historia es cuestión de supervivencia.
Si no tuviéramos pasado,
estaríamos desprovistos de la impresión
que define nuestro ser.”
Una lección que el juego del tiempo se encargó de hacernos disfrutar con este subyugante equipo y deporte que nos legaron y que hogaño orgullosos de profesar su fe balompédica, siempre de frente pero sin dejar de mirar atrás, portamos su testigo. Al sur del tiempo.