Pasados los días de Pentecostés se recobra la calma tras la catarata de emociones vividas.
Arduo fue el camino para encontrarnos con ella. Allí estaba a la espera de recibir nuestro cálido abrazo.
Y regresamos con el corazón henchido de alegría. Otro año más.
Sevilla de nuevo vestida de Sevilla.